sábado, 10 de agosto de 2024

Un cuento de la Pachamama Parte 2: La leyenda del Quebradeño

 

                                                            

"Los demonios existen, solo que no son como los imaginamos "

Por JaBond

 

La historia del Quebradeño es la de un joven payador, bastante hábil con su guitarra, pero que no era el mejor. Cada payada, cada peña, cada fogón al lado del camino o en medio de alguna quebrada que iba de Purmamarca a Humahuaca se lo podía ver impresionando con su guitarra, pero muchas veces siendo vencido y quedando relegado a un segundo lugar, pero sobre todo es que había algo en sus payadas, sus canciones y su música que le faltaba de atracción al público, ese no se qué que hace que un músico sea reconocido.

Y es así que una noche en una peña estaban reunidos los payadores y el público bebiendo vino y aguas ardientes, cuando entre payador y payador el esperaba su turno para demostrar sus capacidades y que iba a ser el mejor de todos. Era una noche fría y pensó, mientras esperaba su turno, voy a practicar un poco así entro en calor, no sea cosa que la dureza de mis manos me haga una mala pasada. Pero lamentablemente para el Quebradeño dio un guitarrazo fuerte, que hizo un gran ruido, y vaya a saber por qué rompió las cuerdas de su guitarra. Se agarró la cabeza, sin empezar ya estaba fuera de la contienda, y se quedó paralizado. Pero de repente, sintió que le pegaban con un bastón, no entendía que pasaba tiro una puteada y miro a ver quién había sido el le había asestado el golpe. Se dio cuenta que era un hombre viejo y ciego, un payador con un bastón en su mano y con una guitarra en la otra, el cual luego tropezó y el Quebradeño lo atajo para que no cayera al suelo.

-          Gracias dijo el ciego, quería buscar un lugar para sentarme y creo que sin querer te pegue con mi bastón. Mil disculpas.

Q: Discúlpeme a mi, no me di cuenta que usted se dirigía hacia aquí, pero una consultas aquí vienen los próximos cantores. ¿Usted va cantar hoy?

C: Si venia a eso

Q: Uh, no es de mal gusto avisarle, pero creo que la lista de cantores cerró hace un rato.

C: Parece que con mi ceguera me retraso el camino y no llegue a anotarme, tenía ganas de participar, pero bueno será la próxima vez.

Q:. No, espere yo iba a participar pero se rompieron las cuerdas de mi guitarra asi que no podré hacerlo, tome mi lugar. Al fin al cabo yo no podré hacerlo de todas formas.

El ciego se quedó pensativo y en silencio por unos segundos.

C: Muchas gracias m´hijo , pero si no logré anotarme no sería justo con los que están participando, pero agradezco mucho tu gesto y por tu amabilidad te voy a ayudar, te voy a prestar mi guitarra.

El Quebradeño se quedó anonadado

Q: ¿En serio haría eso por mi ?, pero ¿y usted?

C: No te preocupes, me sumare en la próxima ocasión, pero por favor acepta este préstamo.

Q: Bueno muchísimas gracias, en realidad no se cómo agradecerle yo a usted, pero tome no se si tiene hambre- y le dio unas empanadas y un poco  de vino, que tenia-.

C: muchas gracias ero no era necesario….

Se escuchó y ahora que pase el siguiente payador el Quebradeño lo llaman

C. Gracias, veo que llamaron a alguien no sé si es tu turno

Q: Ah si, me toca, muchas gracias veré como me va.

El Quebradeño fue, vio a su contrincante el cual ya venia de cargarse a unos cuantos, lo miro fijamente, y comenzaron sus prosas. La veía difícil, pero llego su turno y comenzó a tocar. No entendió bien que sucedía pero de repente las manos en su guitarra comenzaron como a fundirse con el instrumento en una melodía que hipnotizaba al público, que a su vez es como si le recitara las letras que tenía que decir. Y así fue que toco su canción encandilando al público y cuando finalizo, se sintió un silencio profundo que duro unos segundos, parecieron eternos, para luego escucharse cientos de aplausos y chiflidos vitoreando al payador, al cual innegablemente lo dieron vencedor de esa contienda. Así siguió toda la noche hasta llegar al último payador y vencerlo. Finalizando una velada donde no hubo una persona quien no lo felicitara por semejante espectáculo.

Finalmente, cuando el público se retiró se acordó del ciego el cual le había prestado su guitarra, que lo vio sentado. Se acercó y le agradeció mucho por el préstamo.

Q: Muchas gracias por la guitarra, sin su ayuda me hubiera perdido esta noche. Pero no se está guitarra no se qué tenia era como mágica la verdad, no sé si era yo o era este instrumento.

C: Si te escuche atentamente fue muy impresionante la velada, te agradezco por tu amabilidad y por esta comida, la verdad no te voy a negar que tenía un poco de hambre.

Q: Bueno no es nada fue solo un poco de cortesía

C: No, no, déjame acerte un favor, ya que veo que te has llevado bien con el instrumento. Te propongo algo, yo estoy aquí visitando unos familiares estaré 10 días , y por eso no estaré tocando en ningún lado. Te presto mi guitarra así podrás sacarte las dudas, si eres tú o el instrumento y luego me la devuelves.

El Quebradeño, no lo podía creer y saltando de alegría le agradeció al viejo. Así comenzó su travesía, yendo peña por peña y lugar por lugar demostrando sus dotes de músico y venciendo a todo aquel que se le presentaba con el público aplaudiendo y reconociendo semejante artista. Con una música atrapante e hipnótica, era un deleite para quien simplemente lo oía, hasta que un día ocurrió algo inesperado.  El sexto día estaba en Maimara, demostrando como siempre sus músicas, era una noche y de repente, la guitarra comenzó a sonar con sonidos horribles, como si nunca hubiera tocado un instrumento, lo cual sorprendió y luego molesto al público e hizo perder la payada. No entendía por qué, si el estaba tocando como siempre, se puso a ver las cuerdas, si estaban afinadas, si sin querer la había golpeado, pero no la guitarra estaba igual que siempre. Se quedó pensativo y pensó quizás soy yo he estado tocando sin parar desde hace varios días y me he agotado.

Es así que descanso dos días y luego volvió a tocar la guitarra volvió a sonar bien como antes y dijo se ve que fue el cansancio y retomo las payadas.

Sin embargo, el 9 día paso algo aún mas extraño, nuevamente estaba en el fulgor de las payadas , cuando de repente como si nada la guitarra comenzó a sonar mal, tal fue así que se detuvo por unos segundos , y el público también,  se hizo un vacío, un silencio incomodo, el Quebradeño miro al público y volvió a tocar, la guitarra volvió a sonar majestuosamente , para luego nuevamente sonar horrible , como algo intermitente inexplicable hasta que finalmente finalizó, la tribuna estaba desconcertada, tanto como él , el cual si bien la contienda quedó empatada por semejante suceso extraño el decidió retirarse. Mañana era el día que devolvería la guitarra y le preguntaría al viejo, este extraño comportamiento.

Al día siguiente muy temprano llego a Purmamarca y se dirigió a la Peña donde había quedado con el viejo. Sorpresivamente el viejo estaba en el lugar, sentado en un tronco de cactus tomando mate, como esperándolo. El Quebradeño se acercó y al hablarle rápidamente el viejo lo reconoció y le agradeció por haber devuelto su guitarra.

Q: No, nuevamente gracias a usted por el préstamo, ¿pero sabe esta guitarra no me ha resuelto el problema de si soy yo quien toca bien o es la guitarra? Es más tiene un comportamiento extraño de repente sonaba perfecto y, como si nada, cambiaba. La verdad es algo que no entiendo.

El ciego se quedo quieto y en silencio por un segundo

C:  Bueno… esta bien voy a decirte…cual es el secreto de esta guitarra… pero primero dámela.

El Quebradeño le dio la guitarra y el ciego la agarro con suavidad, cual, si fuera una mujer y se puso a cantar una canción, lo cual lo mas llamativo era su estribillo que decía: aquella historia lara lara lara lara la… hasta que finalizo.

C: El secreto de esta guitarra, así como de otros instrumentos como este es que esta templada por el diablo.

Q: ¿Templada por el diablo?…  El Quebradeño echo una minúscula risa, a modo de que pensó que los estaban cargando.

Q: Vamos me está haciendo una broma, esas cosas no existen, está bien si no quiere decírmelo hay problema, le agradezco por el préstamo, pero por favor no se burle de mí.

C: No , no, esa es la verdad yo no miento , es mas te diría que seguramente esa guitarra sonaba mal de a ratos, minutos en una canción.

El Quebradeño se quedó asombrado el no le había contado nada de eso, con esa precisión.

Q: Espere, usted sabia de esos cambios de la guitarra

C: Claro, por que esa guitarra tiene dueño es mía y esos cambios los hace cuando no está con su dueño.

Q: Usted me esta tomando el pelo, me esta cargando, me voy

C:Bueno m’hijo como quieras todo es cuestión de creer, igual te agradezco que me hayas devuelto mi guitarra.

El Quebredeño se fue de la peña y se dirigió a la plaza, se sentó en un parecita cerca de la iglesia, y se quedó pensando, sobre aquello que había hablado con el viejo, ¿serían ciertas aquellas palabras del viejo? Quizás valdría la pena, aunque sea escucharlo, no había nada que perder. Esa noche había una peña a la que decidido participar, esta vez con su guitarra reparada, y tal vez se quitaría sus dudas de sus habilidades.

Esa noche, en la peña, descubrió que si bien su cantar, su canción y su música, fue bueno no era como cuando tenía la guitarra del viejo. Por lo cual, el público quedo sorprendido porque si bien era bueno, no era el de antes y por tal motivo, no fue el ganador esa noche de las payadas. Eso fue suficiente para tomar la decisión de ir a escuchar al viejo.

Es así que la mañana siguiente se levantó muy temprano, porque sabía que los traslados se hacían por la mañana y posiblemente el viejo estaría todavía por el pueblo, ojalá que no se vaya ido pensó asi que corrió hacia donde lo había encontrado el día anterior, que estaba cerca de donde se tomaban las carretas.

Para su suerte, logro encontrarlo, ahí estaba con su bastón, un bolso y su guitarra. Corrió hacia su encuentro.

Q: ¡Espere! -le gritó al viejo – el cual giro su cara, con sus ojos blancos que no veían, hacia dónde provenía la voz- disculpe, le creo lo de su guitarra

C: Ah eres tú, ¡que sorpresa! Bueno… acepto tus disculpas.

Q: Respirando fuerte por la corrida -Le creo lo de la guitarra, pero quería preguntarle ¿por qué cambio el sonido?

C: Bueno, la cosa es así, es que es mi guitarra y cuando esta se aleja de su dueño después de unos días pierde, su magia, o también dicen que, como las templa el diablo, este empieza a hacer sus diabluras.

Q: Pero es un instrumento extraordinario, hay alguna forma de que pueda tener una igual.

C: Pero ¿estás seguro que quieres saber?, acordate que es un instrumento templado por el mandinga y nada es gratis con él.

Q: No me importa, quiero, necesito un instrumento así. Se paró casi violentamente al viejo y de forma amenazante.

C: Esta bien, está bien, pero sabe bien que nada bueno puede venir del Mandinga, siempre te engaña y algo se lleva, siempre quiere algo a cambio.  A mi, me ha hecho un gran daño, que pudo ser peor, por suerte no pudo llevarse mi alma ni la vida y alma de mis seres queridos, pero con estos ojos ya no podré ver a mi amada, no importa, un precio menor a todo el daño que podría haber hecho.

  

Q: No me importa, quiero saber.

C: Esta bien, pero quedas advertido, todo lo que hagas pensalo bien.  Como te había dicho esta guitarra, esta templada por el diablo, es una guitarra cualquiera, pero es ese poder mágico el que les da las virtudes y es única, una para cada cantor. Única.

Si quieres obtener un instrumento como el mío tienes que ir a la Quebrada del surco, donde está la garganta del diablo. Esto lo tienes que hacer un 5 de febrero de carnaval, tenes que ir por la Quebrada, vos solo, al atardecer, después de caminar varios kilómetros veras que la Quebrada cierra su inmensidad en dos paredes. Cuando vayas lo entenderás, allí debes dejar tu instrumento y luego debes irte.Por ningún motivo te tienes que quedar, por ningún motivo. A la mañana siguiente debes ir a buscar tu instrumento, y es así si el mismo está intacto, es que la magia está en en el instrumento.

Tené cuidado, ya que el camino en carnaval es peligroso, más de uno perdió la vida al intentar templar su instrumento y acordate dejás el instrumento y te vas. Es lo que me dijo quién me explico esto hace muchos años y al cual por ningún motivo pondré en dudas sus palabras y al cual desearía nunca habérmelo cruzado.

Y así con esas palabras el Quebradeño conoció como podía templar los instrumentos, se propuso dicha empresa inmediatamente. Pero se dio cuenta que estamos en noviembre, faltaban todavía unos meses para febrero. Le guste o no debería esperar un poco, por tal motivo se propuso continuar con las peñas y las guitarreadas hasta que llegara el momento.  Ese año hubieron muchas peñas por Tucumán, especialmente por Tafi, Amaicha ,Belén y los pueblitos de  Salta. Y decidió, hacer ese camino, dirigirse a Tafi y luego ir subiendo hasta llegar finalmente el 5 de febrero de Carnaval a la Quebrada.

Esas Peñas que comenzaron en Tafi y sus ferias no fueron nada fuera de lo común pero en Amaicha entre el cruce del rio hacia Belén y Salta algo ocurrió, que quizás insinuaba el camino que haría el Quebradeño.

En el camino hacia Belén desde Amaicha, se encuentra un largo sendero, bastante desértico con arbustos y talas duros, que luego lleva a un rio. Este ocupa un lugar un tanto llamativo porque parece que cumple un papel de dividir algo y al atravesarlo por el puente da la sensación de que uno estuviera atravesando una especie de portal o por lo menos una extraña sensación de que cruza algo mas que un flujo de agua. No se sabe por qué, quizás por la tragedia y  la resistencia  que esconden esas tierras. Tragedia porque, en aquellos lugares, es por donde se encontraban las antiguas fortalezas de los Quilmes, las cuales luego de siglos de resistencia fueron vencidos, por la corona Española y obligados, como castigo, a caminar hacia la provincia de Buenos Aires, lo que hoy es la localidad que tiene su mismo nombre, de los cuales muy pocos sobrevivieron. Pero también otras parcialidades aborígenes, de las cuales muchas fueron vencidas, pero otras lograron esconderse, escabullirse y esconder todos sus secretos aun hoy.  Por eso esta zona, ese cruce, dicen nos lleva a un lugar raro, ya que algunos dicen que las almas de aquellos pobladores, pero también sus deidades rondan por la zona, a modo de resistir aun muertos, ya que todavía permanecen muchas tumbas de ellos, algunas ocultas donde prevalecen sus urnas funerarias, pero otra basada en aquellos que fueron asesinados, fosas comunes o que quedaron en las ruinas. Y cuyos pobladores, son muy reticentes a contar.

En ese camino, ya volviendo hacia Humahuaca, luego de cruzar el rio el carruaje del Quebradeño se detuvo, el caballo no quería avanzar y el conductor no sabía que hacer para que el caballo continúe. Es ahí que el Quebradeño bajo por un momento de la carreta, para estirar las patas, mientras se resolvía el entuerto. Fue allí, mirando hacia el suelo vio una piedra con unos colores llamativos y la tomo. La piedra tenía unos raros dibujos, como de animales, quizás sería alguna pieza de los aborígenes, no lo sabía, parecía que era de una especie de vasija grande. Decidió conservarla, y la guardo en el bolsillo. Sorpresivamente el caballo, rechinó y se dispuso a continuar el viaje, subió a la carreta y no se que le ocurrió al bicho ese, pero empezó a correr a toda prisa como queriéndose alejar del lugar.  Las peñas continuaron y finalmente llegó la fecha, el 5 de febrero de carnaval.

 

El 5 de febrero, comenzó con una tarde tranquila el Quebradeño se preparo, tomó su guitarra, una lámpara de aceite, una caña, una botella con agua y algo para comer y comenzó su camino hacia la Quebrada mientras caía la tarde, en un cielo rojizo con el sol ocultándose. Comenzó su larga caminata mientras caía la noche, sin luna, realmente comenzó a darse cuenta que el camino se volvía peligroso cada vez se encontraban mas surcos que saltar en unas paredes que estaban cada vez mas cerca, y con un cielo que poco a poco se iba llenando de nubes. Casi no se veía nada, solo la pequeña lámpara iluminaba el camino y se escuchaban ruidos, quizás algún Puma u otro animal salvaje. Aun así el Quebradeño estaba decidido en obtener su objetivo.

Hasta que finalmente, entendió las palabras del viejo, de repente la Quebrada , sus dos inmensas montañas se cerraban en un pequeño surco del largo de no más de una persona acostada y en el medio el rio. Era el momento de dejar el instrumento y retirarse, pero algo extraño ocurrió, las nubes rápidamente se convirtieron en lluvia y luego en tormenta así que el rio comenzó a crecer y el Quebradeño dudo de dejar su guitarra en el suelo. Así que decidió permanecer en el lugar, al menos hasta que se calme la tormenta, no sea cosa de que el gua destruya la guitarra.

Se subió a una de las piedras, encontró una especie de cobijo, como una pequeña cuevita, y se sentó a esperar, hasta que se quedó dormido. De repente se despertó como si alguien o algo lo hubiera empujado, todavía era de noche , parecía que se hubiera hecho un vacío como una tranquilidad una tensa calma y un perro con ojos blancos caminaba alrededor de el.

No entendía que estaba pasando, pero era de noche, la media noche, el perro de la nada se puso a ladrar fuertemente y luego se fue desapareciendo en la oscuridad y como saliendo de las sombras se apareció un hombre alto, con harapos que lo cubría un poncho, parecía un payador, cuyo rostro no se lo podía ver con claridad y se dirigió al Quebradeño y le dijo

-Hola ¿que haces por aquí acaso estas perdido? ¿No sabes que es muy peligrosa la Quebrada? puedes perder tu vida

Q:  Hola- respondió el Quebradeño sorprendido por el extraño sujeto- si es que vine aquí por un conocido que me recomendó que viniera por una vieja historia, pero creo que fue una mala idea.

-Historia, ¿historia de que? De perder la vida

Q: Sobre los instrumentos de darle poderes mágicos dejándolos aquí, no importa … me parece que me voy a ir.

-Jaja, poderes mágicos, que ocurrencias jajaj pero ahora entiendo por que encuentro cada tanto alguna guitarra, charango o quena por aquí, que curioso. ¿Pero por eso estas aquí?

Q: Bueno en realidad soy un payador, dicen que soy bueno, pero es como que me falta algo para ser el mejor.

-¿El mejor? ¿Querés ser el mejor? Mucha gente, quiere querer ser el mejor, siempre me llamo la atención esa frase. A ver veni acércate, toca algo para mi.

El Quebradeño, estaba dudando, pero pensó que más da solo estamos el y yo , así que bajo de la piedra y vio que el extraño tenía una fogata que iluminaba el surco de la Quebrada, mientras el cielo se había despejado de nubes en la quietud de la noche.

Y es así que el Quebradeño, se sentó en unas piedras y comenzó a tocar para el extraño, el cual lo escuchaba atentamente.

- Es verdad, reconozco que eres bueno, pero falta ese algo.  Y sabes que, yo te lo puedo enseñar.

El Quebreadeño lo escucho y no pudo resistir la carcajada

Q: Bueno, perdón lo veo a usted y no creo que tenga dotes de cantor nunca escuche de usted   mire que conozco a todos los payadores y cantores de la región.

-Bueno-respondió el extraño- prestame tu guitarra

El extraño tomo la guitarra y comenzó a tocar y a sonar una melodía extraordinaria casi hipnótica, que dejo anonadado al Quebradeño.

Q: Espere, como ha hecho eso

-Es que yo también son payador y cantor

Q: Pero no parece, y nunca escuche de usted…

 -Que no hayas escuchado de mi no quiere decir que no exista, pero a pesar de tu ofensa todavía mi oferta sigue en pie

Q:¿En serio? Gracias, quisiera que me enseñe, quiero ser el mejor

-De acuerdo, pero hagamos un trato yo te enseño, es mas si queres te garantizo que vas a ser el mejor , hay técnicas que no le enseño a todo el mundo, pero un día cuando yo aparezca de noche, una noche como esta, tú en cuerpo y alma, sin preguntar, te vienes conmigo.

Q: ¿Es en serio?

-Si, pensalo podemos hacer otro trato, pero ojo no te enseñare para que seas el mejor. Pensalo bien.

El Quebradeño , le parecía todo medio extraño, pero en el fondo era consciente de lo que estaba pasando. Se quedo pensando unos minutos

Q: El mejor…acepto, sabes qué, acepto

-¿Aceptas? ¿Seguro?

-Si acepto

-Bueno, entonces hagámoslo efectivo

El extraño, de repente saco un cuchillo y se hizo un corte transversal en la palma de la mano y comenzó a sangrar.

-Bueno ahora tu y luego nos damos la mano

Q:Para ¿estas loco?

-El trato es así, tómalo o déjalo no hay otra chance- le acerco el cuchillo ensangrentado-

El Quberedeño dudo, pero tomo el cuchillo y se hizo un corte igual en su mano para luego fundirse a la luz del fuego en un apretón de manos.

Q: Bueno, ya está hecho, pero como voy a tocar si mi mano esta lastimada-y se dio cuenta que su herida no sangraba, ahora era una cicatriz- Cumple enséñame

-Está bien un trato es un trato- el extraño tomo la guitarra y comenzó a hacer un simple ejercicio- ves este ejercicio, hazlo repetidamente hasta que me vaya. Y mañana cuando vuelvas, serás el mejor.

El Quebradeño, pensó que lo habían engañado pero que más ya había hecho todo y comenzó a hacer el ejercicio con una melodía repetitiva y aburrida hasta que el extraño se retiró y de la nada la fogata se apagó. Las nubes, de repente volvieron a cubrir el cielo, ya comenzaba a amanecer y entendió que debía volver al pueblo.

La mañana siguiente, se quedó pensando si lo que había ocurrido la noche pasada habría sido cierto o un sueño, se levantó y se dio cuenta que tenía todavía en el bolsillo aquel pedacito de piedra extraña, pero que esta vez había cambiado de color, lo había tenido  todo el tiempo esa noche y la palma de su mano tenía una cicatriz.

Finalmente, una vez despabilado decidió que era cuestión de concurrir a la primera peña que hubiera para comprobar si todo fue un sueño o una realidad. Esa noche en la peña, el Quebradeño vislumbro a todo el público y al pueblo con sus payadas y canciones, infinitamente mejor que con la guitarra del viejo. Ahí comenzó su leyenda que hasta se llegó a construir una estatua en la plaza del pueblo en reconocimiento a su obra.

Hasta que finalmente una noche oscura, como aquella en el surco de la Quebrada, el Quebradeño se fue con un extraño y nunca más se supo de él.

 

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