lunes, 23 de junio de 2025

La sortija

 


Foto: La Gaceta


Por Jabond

 

Esta historia le paso a un camionero que se dirigía hacia La Quiaca una noche oscura, fría y seca.   

Luego de girar en una curva, al costado de la ruta una joven se le apareció.

El camionero al ver a la chica, sola, en medio del camino se detuvo para preguntarle si estaba bien y si necesitaba ayuda.

Ella le agradeció por haberse detenido y le dijo que había perdido el ultimo colectivo y si podía llevarla en camino hacia Cafayate. El camionero que se dirigía hacia allí le dijo que si, que no habría problema y subió a la joven. Emprendieron viaje, en el cual la chica permaneció en silencio.  

Luego de un rato, inesperadamente, el camión empezó a tener problemas, al cual la experiencia del conductor le permitió hacer una voltereta y estacionar al costado de la ruta.

Sorprendido, el chofer, se bajó a revisar el vehículo.

Levanto el capot, lo miró y le intento dar arranque. Luego de un par de crujidos del motor, entendió que posiblemente se le había terminado la batería y se dio cuenta que estaba en el medio de la nada, sin medios para repararlo. 

 Fue allí que vio a lo lejos una casa con las luces encendidas y le dijo a la chica que lo espere que iba a pedir asistencia.

Al acercarse a la residencia se dio cuenta que era una despensa de comidas. Golpeo sus manos al grito de hola y un hombre, con mirada extraña, le abrió la puerta.

Le conto lo que le sucedía y este decidió acudir en su ayuda. Pero antes, el camionero pidiendo disculpas, pidió si podía usar el baño.

El hombre, como si estuviera molestando, le dijo que en la parte de atrás había un baño y que podía usarlo. El camionero dio la vuelta al negocio y a unos metros vio el baño al cual que se abalanzo rápidamente. Al salir, ya más relajado, camino unos metros y tropezó con una rama con algo incrustado, algo muy brilloso.  Le pareció muy bonito y, rápidamente lo arranco de la rama y se lo puso en el bolsillo.

Volvió con el hombre, que ya presentaba cierta incomodidad, y fueron al camión. Al llegar, sacaron los cables y la batería que habían llevado, pero al probar el primer arranque el motor encendió como si no hubiese tenido problemas. A lo que incómodamente, el camionero, agradeció y decidió retirarse lo más rápido posible. 

A los pocos metros, se dio cuenta que la chica no estaba.

Detuvo el camión, se bajó, pego unos gritos para llamar a la joven, pero nada, solo el vació de la noche. Finalmente decidió continuar con el viaje.

Luego de manejar unas horas, llego a una estación de servicio donde se propuso un descanso.

Fue hasta la despensa cargo agua para el mate y se metió nuevamente al camión.

Mientras tomaba mate se puso a ver ese extraño objeto que había encontrado, después de limpiarlo un poco se dio cuenta que era un anillo de oro, con una inscripción.

De repente escucho un golpe en la puerta del camión, casi tirando el mate vio por la ventana que era la joven que había levantado en la ruta y que había perdido, hace varios kilómetros.    

Camionero: Hola que susto que me diste ¿Qué haces acá? Te perdí en la ruta

Joven: Si mil disculpas es que justo paso una grúa y me trajo hasta acá. Pero gracias por haberme llevado de todas formas.

Y así se pusieron a conversar, luego de varios mates, noto algo extraño de la joven, le faltaba un dedo, y se le paso por la cabeza preguntarle ¿por qué le faltaba el dedo?, la joven esquivo un tiempo la pregunta hasta que accedió a contarle.  

Joven: Es que, en realidad, yo trabajaba o más bien había trabajado en aquella despensa, bueno si le dicen trabajar a eso. Y bueno, mas allá de todo yo tenía un anillo de oro que me había regalado mi padre, que lo tenía siempre en mi mano.

Bueno-dijo mofando- Una noche había salido para ir al baño, ese baño solitario tras la despensa en una noche oscura, sin luna.  Cuando, un cliente me siguió y para mi mala suerte me tropecé y caí al piso. Fue ahí, cuando este cliente vio el anillo y, sin dudarlo, me lo arranco junto con mi dedo.

El camionero quedo completamente impresionado por aquella horrible escena.

Camionero: Pero ¿quién puede hacer semejante aberración?, ¿no llegaste a verlo para denunciarlo?

Joven: Si, claro que lo vi, claro que lo vi lo que pasa es que este dedo, este dedo me lo cortaste ¡VOS!

El camionero pego un grito y se dio cuenta que en realidad se había quedado dormido en el camión. Aunque ahora todo lo vivido en la ruta y ese anillo ya le resultaba muy perturbador y no le apetecía tener esa sortija ni un minuto más. Sin embargo, al ser de oro veía que podía ganarse unos pesos, así que se dijo en la próxima ciudad que pueda lo venderé.

Al llegar a la siguiente ciudad, con mucho cansancio y hambre fue a un bar a comer algo. Mientras comía agarro uno de los diarios que había y se puso a mirarlo.

Paso varias páginas, hasta que llegó a los policiales y cuando vio la nota principal un frío le recorrió todo el cuerpo. La nota se titulaba:

Horror en la ruta, incendio en casilla rebela fosa común.

Más de 13 cuerpos de mujeres enterrados entre ellos, posiblemente, el de Juana Pizarro desaparecida hace 5 años.

Y en el medio fotos de las jóvenes desaparecidas. Una de ellas era igual a la joven que había levantado en la ruta, lo que lo dejo aterrorizado.

Pero mas terror le dio, al sacar el anillo del bolsillo y ahora si poder leer claramente escrito Juana Pizarro.


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